Quizás el título más adecuado a esta crónica hubiera sido “sin
piernas y haz lo que puedas”, pero lo he cambiado a última hora. Hoy he
disputado mi primera cicloturista en bici de carretera. Quería experimentar
como parte de mi reciente iniciación con la flaca de una marcha asequible donde
poder disfrutar en grupo de esta modalidad y la escogida ha sido la 23 Marxa
Terres del vi i el cava organizada por la Unió Ciclista l’Espirall en
Vilafranca del Penedès.
Después de una semana con mucha carga de kilómetros e
intensidad me planteé esta salida como un experimento, pues con la flaca casi siempre
salgo solo, además de poder sumar
kilómetros y desnivel, que falta me hace, para citas venideras. El objetivo era
más disfrutar que rendir y aunque con algún inconveniente lo conseguí.
La marcha larga era de 146 kilómetros mientras que había la
opción de hacer un recorrido algo más corto con 110 kilómetros, que es el que finalmente
he realizado. Ayer no me metí en la cama hasta pasada la 1 de la madrugada y el
despertador sonó puntual a las 5:30h. La primera idea que me viene a la cabeza
es la de siempre ¿qué hago yo un domingo despierto a estas horas? No debo ser
normal. La verdad es que estas cosas no las cuento a mi entorno cercano para
que no se crean la verdad, que estoy como un cencerro, aunque no soy el único.
Llego con tiempo a Vilafranca del Penedès y aunque con un
poco de retraso se da la salida pasadas las 7:30, salgo desde posiciones avanzadas
y rápido veo que aquel no es mi sitio. Aunque los primeros kilómetros son en
llano, la gente corre mucho, intento unirme a algún grupo, pero duro poco. Mis
piernas no están para tirar cohetes y mis cuádriceps, algo que tengo que
reflexionar pues me ocurre desde hace más de 2 meses, me duelen un montón.
Finalmente encuentro un grupo donde voy relativamente cómodo, bastante deprisa
pero arropado por unos 20 ciclistas aguanto bien el dolor, sé que es cuestión
de 30 o 40 minutos para que el dolor vaya a menos.
Sobre el Km. 14 me adelantan Pino y Josep, unos amigos que también
participaban, ellos no me ven, pasan como un rayo, pero me marco un sprint saliendo del grupo para
lograr alcanzarlos pasándome de pulsaciones y saludarlos un momento, ellos
llevan un ritmo de otro planeta y les digo que sigan que yo buscaré mi sitio
según mi ritmo. Ahí mismo empieza la primera subida del día hasta coronar
Font-Rubí, una subida llevadera de unos 10 Km que se convierte pronto en bajada
y buenos tramos de llaneo y falsos llanos donde voy alternando grupos
intentando aprender las reglas de la carretera.
Poco después del primer avituallamiento en el km. 37 hay un
tramo algo rompe piernas y luego una bonita subida hasta el Alt de les
Ventosses. Poco a poco me siento mejor y el dolor se apacigua con lo que
empiezo a ser capaz de dar relevos e incluso saltar del grupo para ir a buscar
en solitario a otro siguiente. Luego empieza otra buena subida y me sorprendo
pues veo que todos sufren cuando hay alguna rampa fuerte y yo tengo la fuerza
para no perder ritmo y subir con cadencia sin poner más piñones.
Pasamos cerca de Pontons para luego coronar el puerto y
cuando parece que toca bajar nos encontramos con una zona llena de toboganes
que luego sí, la carretera empieza a mostrar desnivel negativo hasta tener que
deshacer parte del recorrido inicial volviendo a subir, en sentido contrario, a
Font-Rubí y poner rumbo a Vilafranca.
Al llegar a Vilafranca se desvía la ruta larga y la corta,
son 36 Km más, tiendo que volver a subir a Font-Rubí, pero yo me doy por
satisfecho terminando con muchas mejores sensaciones de las que inicié el día y
dando por completado a satisfacción total este experimento de primerizo.
Me han salido 110 Km. en 4:03h. de pedaleo con 1.450 metros
de desnivel positivo. Dada mi preparación actual ya firmaba al inicio completar
la ruta con una media de 25 Km/h y finalmente salieron de 26 Km/h que viendo las
sensaciones de la primera hora es un resultado positivo. Quiero estar en plena
forma en junio y aún quedan muchos meses y kilómetros por recorrer.
Me quedé un rato al final para esperar a Pino y a Josep, que
habían hecho el recorrido largo que creo que lo hicieron en 4:30h., sin
palabras. Los hay que tienen talento y ese no soy yo, al menos cuando me junto
con ellos. Han llegado algo excitados por lo bien que les ha ido, y yo les he
cortado el rollo, pues mis pulsaciones ya estaban bajo tierra.
Acostumbrado a rodar por la N-II, lo que tienen allí es un
paraíso. Las vistas con interminables fincas de viñas, el bosque al remontar la
montaña, carreteras solitarias, más que solitarias pues habré contado una
docena de coches en todo el trayecto, hacen que rodar por estas tierras sea
como un parque temático para ciclistas. Un placer conocer a fondo el Penedès
desde una bici.
También me ha gustado el ambiente, muy parecido al de la
bici de montaña, pero con ese añadido de las grupetas que se montan al azar y
donde algunos, no todos, colaboran en dar relevos. También el tipo de grupetas
que se montan, unas más competitivas, otras más cicloturistas, pero siempre con
buen rollo. La sensación de liderar un grupo y que te griten, medio en broma,
no tires tan fuerte! Que los últimos queremos llegar enteros! Muchas vivencias
y anécdotas en un solo día dónde me he bautizado como ciclista de carretera y
que ha valido la pena participar.
Me llevo un muy buen recuerdo en su conjunto, aunque mis
piernas no tanto, las jodidas siguen doliendo. La próxima será en bici de
montaña, el domingo toca Transmaresme y al siguiente carretera, 200 Km para
seguir experimentando en la Brevets de Granollers. Dejaré que Josep vaya
dejando migas de pan para no perderme ya que si pretende que le siga, va listo.
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