diumenge, 2 de març del 2014

Terres del vi i el cava

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Quizás el título más adecuado a esta crónica hubiera sido “sin piernas y haz lo que puedas”, pero lo he cambiado a última hora. Hoy he disputado mi primera cicloturista en bici de carretera. Quería experimentar como parte de mi reciente iniciación con la flaca de una marcha asequible donde poder disfrutar en grupo de esta modalidad y la escogida ha sido la 23 Marxa Terres del vi i el cava organizada por la Unió Ciclista l’Espirall en Vilafranca del Penedès.

Después de una semana con mucha carga de kilómetros e intensidad me planteé esta salida como un experimento, pues con la flaca casi siempre salgo solo,  además de poder sumar kilómetros y desnivel, que falta me hace, para citas venideras. El objetivo era más disfrutar que rendir y aunque con algún inconveniente lo conseguí.

La marcha larga era de 146 kilómetros mientras que había la opción de hacer un recorrido algo más corto con 110 kilómetros, que es el que finalmente he realizado. Ayer no me metí en la cama hasta pasada la 1 de la madrugada y el despertador sonó puntual a las 5:30h. La primera idea que me viene a la cabeza es la de siempre ¿qué hago yo un domingo despierto a estas horas? No debo ser normal. La verdad es que estas cosas no las cuento a mi entorno cercano para que no se crean la verdad, que estoy como un cencerro, aunque no soy el único.

Llego con tiempo a Vilafranca del Penedès y aunque con un poco de retraso se da la salida pasadas las 7:30, salgo desde posiciones avanzadas y rápido veo que aquel no es mi sitio. Aunque los primeros kilómetros son en llano, la gente corre mucho, intento unirme a algún grupo, pero duro poco. Mis piernas no están para tirar cohetes y mis cuádriceps, algo que tengo que reflexionar pues me ocurre desde hace más de 2 meses, me duelen un montón. Finalmente encuentro un grupo donde voy relativamente cómodo, bastante deprisa pero arropado por unos 20 ciclistas aguanto bien el dolor, sé que es cuestión de 30 o 40 minutos para que el dolor vaya a menos.

Sobre el Km. 14 me adelantan Pino y Josep, unos amigos que también participaban, ellos no me ven, pasan como un rayo, pero  me marco un sprint saliendo del grupo para lograr alcanzarlos pasándome de pulsaciones y saludarlos un momento, ellos llevan un ritmo de otro planeta y les digo que sigan que yo buscaré mi sitio según mi ritmo. Ahí mismo empieza la primera subida del día hasta coronar Font-Rubí, una subida llevadera de unos 10 Km que se convierte pronto en bajada y buenos tramos de llaneo y falsos llanos donde voy alternando grupos intentando aprender las reglas de la carretera.

Poco después del primer avituallamiento en el km. 37 hay un tramo algo rompe piernas y luego una bonita subida hasta el Alt de les Ventosses. Poco a poco me siento mejor y el dolor se apacigua con lo que empiezo a ser capaz de dar relevos e incluso saltar del grupo para ir a buscar en solitario a otro siguiente. Luego empieza otra buena subida y me sorprendo pues veo que todos sufren cuando hay alguna rampa fuerte y yo tengo la fuerza para no perder ritmo y subir con cadencia sin poner más piñones.

Pasamos cerca de Pontons para luego coronar el puerto y cuando parece que toca bajar nos encontramos con una zona llena de toboganes que luego sí, la carretera empieza a mostrar desnivel negativo hasta tener que deshacer parte del recorrido inicial volviendo a subir, en sentido contrario, a Font-Rubí y poner rumbo a Vilafranca.

Al llegar a Vilafranca se desvía la ruta larga y la corta, son 36 Km más, tiendo que volver a subir a Font-Rubí, pero yo me doy por satisfecho terminando con muchas mejores sensaciones de las que inicié el día y dando por completado a satisfacción total este experimento de primerizo.

Me han salido 110 Km. en 4:03h. de pedaleo con 1.450 metros de desnivel positivo. Dada mi preparación actual ya firmaba al inicio completar la ruta con una media de 25 Km/h y finalmente salieron de 26 Km/h que viendo las sensaciones de la primera hora es un resultado positivo. Quiero estar en plena forma en junio y aún quedan muchos meses y kilómetros por recorrer.

Me quedé un rato al final para esperar a Pino y a Josep, que habían hecho el recorrido largo que creo que lo hicieron en 4:30h., sin palabras. Los hay que tienen talento y ese no soy yo, al menos cuando me junto con ellos. Han llegado algo excitados por lo bien que les ha ido, y yo les he cortado el rollo, pues mis pulsaciones ya estaban bajo tierra.

Acostumbrado a rodar por la N-II, lo que tienen allí es un paraíso. Las vistas con interminables fincas de viñas, el bosque al remontar la montaña, carreteras solitarias, más que solitarias pues habré contado una docena de coches en todo el trayecto, hacen que rodar por estas tierras sea como un parque temático para ciclistas. Un placer conocer a fondo el Penedès desde una bici.

También me ha gustado el ambiente, muy parecido al de la bici de montaña, pero con ese añadido de las grupetas que se montan al azar y donde algunos, no todos, colaboran en dar relevos. También el tipo de grupetas que se montan, unas más competitivas, otras más cicloturistas, pero siempre con buen rollo. La sensación de liderar un grupo y que te griten, medio en broma, no tires tan fuerte! Que los últimos queremos llegar enteros! Muchas vivencias y anécdotas en un solo día dónde me he bautizado como ciclista de carretera y que ha valido la pena participar.

Me llevo un muy buen recuerdo en su conjunto, aunque mis piernas no tanto, las jodidas siguen doliendo. La próxima será en bici de montaña, el domingo toca Transmaresme y al siguiente carretera, 200 Km para seguir experimentando en la Brevets de Granollers. Dejaré que Josep vaya dejando migas de pan para no perderme ya que si pretende que le siga, va listo.



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