Introducción
Esta crónica es la épica del ser humano actual, el retorno a
los orígenes pero con espíritu deportista y aventurero. Una historia que los
protagonistas probablemente jamás imaginamos escribir pocos años antes. Lo
siento si has entrado aquí solo por curiosidad, pero esto va para largo,
avisado estás.
La Pedals de Foc Nonstop es una iniciativa de una pequeña
empresa aranesa situada en Vielha llamada Pedales del Mundo que se celebra
desde 2006 y que pretendió ofrecer un desafío a los amantes de las
ultramaratones en BTT en un entorno maravilloso como es todo el territorio que
envuelve al parque nacional de Sant Maurici y Aiguestortes partiendo y llegando
a Vielha y recorriendo las comarcas Val d’Aran, Alta Ribagorça, Pallars Jussà y
Pallars Sobirà.
220 Km. con 6.200 metros de ascensión acumulada positiva a
realizar en un solo día es el reto mayúsculo para el no iniciado en estas lides,
también lo es para muchos de los iniciados puesto que superar el reto requiere
de una buena preparación física pero sobre todo psíquica. Dicen que es la
prueba de Europa de un día más dura.
Hacia Vielha
El viernes 28 de junio por la tarde Manuel, Marco, Turbolover
de Sprint Bike junto a Sergio Carbono de los Btteros y el Ciclópata Racing nos
reunimos en el hotel Sol Vielha con una mezcla de ilusión y temor para hacer
los trámites, nos instalamos en el hotel y vamos hacia las carpas de la
organización a recoger el macuto con obsequios, el dorsal y el chip.
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Recogiendo los dorsales y el chip |
Nos queda el tiempo justo para tomar una cerveza y acudir al
cine de Vielha donde se celebra el briefing de la prueba. Allí nos cuentan con
detalle el recorrido y los puntos donde hay que poner especial atención debido
sobre todo a los desperfectos causados por las abundantes lluvias de las
últimas semanas. El cine está a rebosar y a lo largo de una hora Pep Vega, el
responsable y director de competición explica los pormenores.
Sin tiempo para mucho más regresamos al hotel para cenar,
terminar de adecuar las bicis y directos a la cama, cierro la luz a las 22:50h.
con el despertador puesto a las 3:45H de la madrugada. Cuesta conciliar el
sueño y después de dar muchas vueltas a las 23:50 miro el reloj por última vez
y me duermo sin dejar de repasar el desafío de arriba abajo.
No hay vuelta atrás
Suena el despertador, nos vestimos y a las 4h de la
madrugada nos reunimos para desayunar, la sala está a reventar de ciclistas y
ya se palpa en el ambiente que aquello va en serio. Subo con tiempo a recoger
las cosas y no encuentro el casco, remuevo la habitación y no aparece, bajo al
coche y tampoco está, cuando regreso veo a mi mujer en la ventana haciéndome
señas y gritándome. Lo ha encontrado detrás de una cortina, menos mal!
Con todo listo recorremos los 200 metros que hay entre el
hotel y la salida. Vamos cargados, unos más que otros. Yo creo que me he pasado
con la mochila y me empiezan a entrar las dudas. Nos abrigamos pues la
temperatura es fresca, no hace mucho frío pero de madrugada tenemos el primer
descenso y hay que contar con ello. En la línea de salida comprobamos las
luces, ponemos en marcha los GPS y hacemos las últimas fotos antes de partir.
La carrera. Primera parte
A las 5h en punto se da la salida y nos incorporamos al
grupo sin prisas para ir encontrando nuestro ritmo, a la salida del pueblo
tomamos una cuesta de hormigón con buenas pendientes que discurre paralela al
río. Es noche cerrada y uno solo puede ver luces por delante y atrás y
distinguir a los que le rodean de forma
inmediata, somos muchos para el ancho de la vía y hay que ir con cuidado.
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Subiendo hacia el túnel de Vielha |
Yo me descuelgo unos metros pero pronto nos reagrupamos. La
pista de hormigón pronto se convierte en una de grava pero la pendiente sigue
siendo fuerte hasta llegar a las cercanías del túnel de Vielha donde tomamos
asfalto para remontar el túnel. Nos reservan el carril de la derecha para
nosotros y el pelotón se va estirando bastante. Manuel, Turbolover y yo cogemos
un buen ritmo y seguimos juntos mientras que Marco y Sergio Carbono se
descuelgan. Llegamos al final del túnel y hacemos un descenso muy rápido por
carretera mientras que vemos las primeras luces del amanecer.
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Entrando en el tunel |
Entramos brevemente en la provincia de Huesca cuando nos
desvían a la izquierda para iniciar el primer tramo de montaña. El lugar es
espectacular, bajamos dirección sur hacia Vilaller por el margen izquierdo de
la Noquera Ribagorçana por una pista plagada de piedras donde el agua brota por
todos los lados. Tenemos que mojarnos los pies hasta los tobillos mientras la
temperatura parece ir hacia abajo. En
uno de los tramos empiezo a notar que el cambio no funciona bien y que hace un
ruido extraño pero no le doy más importancia.
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Las primeras pistas eran auténticos pedregales |
Dejamos las pistas pedregosas y entramos en sendas más
limpias pasando por Forcat cuando me paro a ver el cambio, ya con luz natural,
y veo que tengo la roldana de abajo del cambio bloqueada lo que provoca que la
cadena roce y salte, y las vibraciones hacen que los piñones salten. Se para
Manuel para asistirme pero no veo forma de solucionarlo así que echo abundante aceite
por todas partes y me encomiendo a la suerte para que aquello empiece a girar.
Seguimos hacia Viñal, Ginaste hasta el primer avituallamiento en Vilaller donde
no paramos. Turbolover va por delante, Manuel y yo juntos y Marco y Sergio
Carbono por detrás.
El siguiente tramo es bastante técnico, muchos senderos con
rocas grandes, en ocasiones auténticas trialeras peligrosas por la humedad en
las piedras pero que poco a poco se va limpiando terminando por un precioso
aunque complicado sendero que termina en una carretera que cruzamos para
iniciar la segunda ascensión del día, el Coll Serreres, vamos frescos y aunque
la pendiente va entre el 8 y el 9% la hacemos sin sudar. Poco a poco nos vamos
metiendo en la dureza de la Pedals de Foc, puesto que los descensos no son
rápidos y hay que trabajarlos sin poder ganar tiempo a la media.
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Ya de día vemos las primeras vacas |
El tercer puerto es casi todo de asfalto, como de una pista
asfaltada o carretera vieja y eso ayuda a tener buen control de tracción y a
subir sin mucho esfuerzo, se nota que aún vamos frescos y que la adrenalina
suple lo que haga falta. Poco a poco me voy dando cuenta de las limitaciones
que trae la avería. Ruido de tractor al ir saltando la cadena, saltos absurdos
de piñón, tengo que hacer un juego extraño para subir o bajar de marcha, subo 2
y bajo tres a la vez y que no puedo utilizar los dos piñones superiores a
riesgo de que la cadena se enganche entre el cassete y los radios, algo que me
ocurrirá hasta en 4 ocasiones a lo largo de la prueba.
Pasamos por Iran y en la cima del coll de Sant Salvador, en
Gotarta, está el primer control de firmas y segundo avituallamiento. Allí
Manuel y yo nos encontramos con Turbolover, son las 9:10h. y aunque ellos salen
primero, los alcanzo rápido pero pronto me descuelgo pues me salta la cadena y
aún no le he pillado el tranquillo, luego viene bajada primero por pista, luego
carretera hasta el desvío hacia Castellars.
El siguiente puerto ya empieza a pasar factura, empieza
también en asfalto pero pronto se convierte en una pista con mucha grava y piedras
sueltas lo que dificulta la ascensión. Lo subo tranquilo con la cabeza metida
en el cambio y buscando soluciones, la cadena se mete otra vez entre los radios
y sudo tinta hasta soltarla, y me deja los dedos insensibles de tanto tirar de
la cadena y negros como el carbón del aceite que le había echado. Este puerto
se desdobla en 2, el de Peranera, luego una leve bajada rápida por el barranco
de Ert y la ascensión al Coll de Sas, que pasa por el pueblo de Sas, un
minúsculo pueblo en medio de la nada. Antes de coronar Sas, sobre las 10:40h.
me quito la manga larga pues la temperatura empieza a subir y el día es soleado
y agradable.
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Subiendo Sas |
En el descenso alcanzo a Manuel que lo ha pasado mal
subiendo a Sas y juntos vamos al tercer avituallamiento en Les Esglesies donde
volvemos a encontrar a Turbolover que ya se iba. A partir de este punto ya no
lo volveremos a ver más, salvo un momento que yo me lo encuentro. Manuel
prefiere quedarse más tiempo, comiendo y recuperándose de la pequeña pájara
sufrida y yo sigo, a él sí que no lo volveré a ver hasta la llegada. Llevamos
75 Km aproximadamente y nos queda mucho, las horas pasan deprisa y pero las
piernas me responden a pesar de no poder poner piñones grandes.
La carrera. Segunda parte
Un descenso rápido de 8 Km nos lleva hasta uno de los dos
temibles de la jornada, el puerto del Coll de l’Oli que se alcanza después de
subir al Coll de Pemir y que tiene una característica tierra rojiza plagada de
piedras con unas rampas de aúpa. Aquí debo parar otras dos veces, con desesperación,
a quitar la cadena de los radios. Lo sé, no debo poner piñones grandes, pero el
dedo se me va a la palanca sin que yo me dé cuenta! Un suplicio hasta que
aprendo a controlarme. A medio camino me encuentro con Carsabi de Btt Badalona,
él va con todo puesto, que envidia, decido seguirle aguantando el desarrollo de
pie en la bici y pensando que en la siguiente curva terminará la subida. No me
doy cuenta y estoy en la cima, no me ha parecido tan duro! Hasta pregunto si
aquello es el temible Coll de l’Oli.
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Subiendo el coll de l'Oli |
Pero lo duro del Coll de l’Oli aún espera, una especie de
paisaje marciano se abre ante nosotros, hay que patear en ascensión un buen
rato, diez metros en bici, sortear un bloque de pizarra, diez metros andando y
vuelta a empezar, me lo tomo con calma y hago fotos hasta que veo un letrero
donde anuncia el final del puerto y me friego las manos, ahora bajada! Y un
cuerno! La alegría dura poco, la bajada es peor que el tramo final de subida,
hay que bajar casi con cuerdas, piedras y obstáculos por todas partes, pateando
el 80% de la bajada, increíble. Golpes y resbalones es el recuerdo más
agradable que uno se lleva del Coll de l’Oli.
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Paisaje marciano en la cima del Coll de l'Oli |
Al final me encuentro con una preciosa cascada donde tengo
la tentación de meterme debajo de ella pero sigo el camino, una senda que ya no
es senda, es un río que poco a poco me deja en una carretera, debemos remontar
11 Km interminables por asfalto pasando por Torre de Capdella donde está el
avituallamiento. Son las 13:15h. y ahí hay mecánico así que me encomiendo a él
mientras me como un plato de macarrones junto a él hasta que dictamina que sin
recambios aquello no tiene arreglo, que la rulina está mal pero parece que ha
provocado que se rompa el cambio. Justo al llegar me había encontrado cona
Turbolover que ya había comido e iniciaba la marcha. Ahora si él seguirá
siempre por delante y ya no nos veremos más hasta la llegada.
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Bajada muy técnica del Coll de l'Oli |
Con mucho más aceite en la cadena y el cambio hecho unos
zorros inicio con muchas dudas la temida subida al Coll del Triador, no parece
ser muy fiero en sus inicios, pero es una subida sostenida de muchos
kilómetros, es una ascensión en zig-zag, lenta, larga, larguísima, con mucha
vegetación al principio que pronto debido a la altitud se queda en montaña
pelada. En esa subida se ganan algo más de 1.000 metros de altitud con la Vall
Fosca a los pies que en cada curva es más pequeña. Me encuentro con un chico de
Alicante y aunque de vez en cuando debo parar a darle un par de patadas al
cambio –no se me ocurre nada más creativo- luego lo alcanzo. La carrera empieza
a poner a cada uno en su sitio y pasamos junto algunos ciclistas sentados en el
suelo, junto a alguna de las pocas sombras que quedan, otros que van empujando
la bici con la mirada perdida.
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Subiendo el Triador |
Son 2 horas de subidas hasta los 2.166 metros de altitud en
12 km. al 8% de media. Me equivoco y le digo a unos que adelantamos y van
desesperados que solo quedan 3 Km para la cima y se animan y luego me doy
cuenta que quedaban 4Km, cuando me doy cuenta del error pienso que me van a
maldecir mil veces y es que a estas alturas cada metro ganado es un tesoro. Dos
kilómetros antes de la cima vemos unos pájaros dando vueltas al valle, estos se
acercan a nosotros cuando nos damos cuenta que no son pajarillos, son unos
buitres enormes y mi compañero de subida comenta que están al acecho de algún
ciclista que huele a más muerto que vivo, me lo miro con indolencia y solo dos
horas después me doy cuenta que era una broma, y es que iba tan empanado que
los buitres se me podían haber comido a mi sin enterarme.
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El agua salía de todas partes |
En la cima hay un avituallamiento que es algo así como ver a
la virgen para los creyentes, me lanzo a por el pastel de manzana y la
cocacola, que vistas más maravillosas, esto es el cielo, que pasada! Pero no
todo es tan bonito, creía que ahora habían unos pocos kilómetros de llano y
luego la bajada hasta Espot. No, es un falso llano interminable de 17 Km. con
unas vistas a un valle increíble, plagado de vacas con sus terneros, caballos
en libertad, neveros, naturaleza de alta montaña en estado puro. Poco a poco
alcanzamos el tope de altitud de la carrera con 2.274 metros en el Coll de la
Portella, pero la pista sigue interminable con alguna breve bajadita y otro
falso llano hasta encontrar un subidón para coronar el Coll de la Creu de
l’Eixol, no son más que 100 metros pero sin molinillo, yo no lo subo, así que
desmonto y lo subo a pie para cambiar las vistas de un valle a otro.
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Muchos caballos y potros por esta parte a 2.200 metros de altitud |
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Pasamos por algún nevero |
Ahora sí, viene una bajada increíble, me lanzo en plan
kamikace por una pista que pasa cerca de las pistas de esquí de Espot, luego alternamos
senderos pedregosos para seguir bajando por las mismas pistas de esquí. Me
asombra que cuando voy a cruzar un río me encuentro allí en medio de la nada a
una chica en bikini tomando el sol junto a un perro faldero. La vista hace que
me moje más de lo debido. Al terminar las pistas de esquí me pierdo y debo remontar un par de kilómetros para encontrar
el sendero correcto que me lleva hasta Espot, que largo se me ha hecho llegar
hasta aquí!
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Bajando hacia Espot |
En Espot me espera mi mujer que venía a animarme, me quedo
15 minutos a saborear el momento y a comentar lo que llevo, me comenta que
Turbolover le ha dicho que Marco y Sergio Carbono había decidido tomárselo con
calma. Le digo que todo va bien, no le digo que he pensado en abandonar y que
hace escasos 30 minutos decidí que no lo haría. Mis piernas funcionan, me duele
todo, la bici, sin desarrollo cuesta horrores moverla en las subidas, son muchas
dudas que a la cabeza le es fácil tomar una decisión, pero mi corazón ya había
tomado la determinación que era hacer oro o morir en el intento. Son poco más
de la 17h., a pesar de todo no voy mal de tiempo, así que sigo, me uno con
Jesús de Alicante y Jordi, con los que habíamos hecho juntos alguna parte del
recorrido.
La carrera. Tercera parte
Todo el mundo dice que si has llegado a Espot antes de las
19h, en el kilómetro 150, ya tienes la Pedals de Foc en el bolsillo, que fácil
es decirlo. Nos dirigimos hacia Son por carretera, son solo 3 Km. para tomar un
sendero y me entra la flaqueza, les digo a los compañeros que sigan, que no
puedo, no entiendo lo que ocurre, saltan los piñones, pero ya llevo muchos
kilómetros con ello, mis piernas funcionan, pero las pulsaciones se me
disparan. Descanso 2 minutos, bebo agua, admiro el paisaje y reanudo la marcha
hasta llegar al precioso pueblo de Son, allí, tras la iglesia parte uno de los
senderos más bonitos de la Pedals de Foc, el Camí del Calvari. El sendero me da
alas, y empiezo a funcionar de nuevo.
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En Son |
Otra vez me pierdo y debo deshacer el camino hecho, iba
demasiado entusiasmado con el sendero cuando me he saltado un giro a la
izquierda que sube hasta una pista que de nuevo va a una carretera hasta Isil,
un pueblo extraño pues lo primero que ves es su cementerio extrañamente
adornado. Sigo hasta encontrar Alos d’Isis donde hay otro avituallamiento. Aquí
me quedo diez minutos comiendo y lavándome las manos en una fuente pues las
tenía negras de tanto tirar de la cadena.
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El precioso sendero del Cami del Calvari |
Saliendo del pueblo queda un poco de carretera y luego una
espectacular pista paralela a la Noguera Pallaresa, que baja con un caudal
espectacular, la pista sube sin mucho desnivel, con algún repechón de vez en
cuando, hace ya mucho rato que no veo a nadie, ni por delante ni por detrás,
solo a dos que estaban en el avituallamiento de Alos d’Isil esperando a un taxi
pues se retiraban por agotamiento. Voy disfrutando de la naturaleza, sorteando
en ocasiones vacas, caballos y potros salvajes, me encuentro genial sin tener
que necesitar los piñones grandes. Hay kilómetros por en medio aún pero mi
mente parece que se apague, disfrute del paisaje y la armonía que desprende
mientras mi cuerpo va por su cuenta y sigue pedaleando, aunque el dolor en mis
dorsales persiste y ese sí que lo siento, es un momento místico difícil de
explicar, es como estar flotando sobre ti mismo, tu cuerpo hace el trabajo solo
y tú te distraes en otras cosas.
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La Noguera Pallaresa cerca de Alos d'Isil |
Voy descontando kilómetros y distrayéndome para que pasen
más rápido, me esfuerzo en coger un ritmo mejor, encuentro un punto en que el
dolor es tolerable y no lo suelto, solo debo bajar de la bici en 2 subidas
hasta encontrar el último avituallamiento de la ruta en Montgarri, no hay ni
que decir que el recorrido pasaba por decenas de fuentes, riachuelos
desbordados en medio del camino, vacas, caballos y ríos para aburrir. Poco
antes de Montgarri un letrero delimitando el territorio anunciaba la entrada a
la Val d’Aran, una inmensa alegría.
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El sol se empezaba a poner tras la montaña |
En el avituallamiento me lanzo a comer naranjas, no las
había probado en todo el día y mira por donde ahí me hincho a vitamina C. El
día empieza a apagarse y cojo algo de frío. Me indican que para alcanzar la
cima al Pla de Beret tengo poco más de 5Km pero con 300 metros de desnivel
positivo. Comento la increíble naturaleza que ahí se respira y la vida animal
que me he encontrado y me cuentan que de madrugada se ven muchos ciervos, y me
temo lo peor, si se lo cuentan al Carbono es capaz de quedarse a ver a si ve a
su corzo. Salgo a los 5 minutos y voy descontando cada metro de los que me
queda para coronar Beret, ya me es imposible ponerme de pie y no quiero subir
piñones para no tener que volver a quitar la cadena de entre los radios, así
que las rampas duras las hago a pie.
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Montgarri. Último avituallamiento |
Por el camino hay que atravesar un rio caudaloso, en medio
hay un tubo gordo como de desagüe, aunque no lo es, y me las ingenio para pasar sin mojarme los
pies, orgulloso de mi hazaña llego al Pla de Beret, cuando por fin hay
civilización a la vista y solo me separa ¡otro río! Y este no hay manera de
sortearlo, así que con la mirada al frente hundo mis piernas en el frío rio y
en cuatro pasos lo supero.
De ahí parte una carreta, 3 Km en llano y empieza la bajada
esperada, mi corazón late de otra forma, solo quedan 20 Km de bajada! Me salta
alguna lágrima, pero mi prudencia me advierte y bien que hace. Disfruto del
frío descenso hasta que encuentro un desvío. La organización había dicho que no
era obligatorio hacer los senderos de bajada pasadas las 21h y que podíamos
seguir hasta Vielha por carretera, pero yo había venido a hacer la Pedals de
Foc completa, así que aunque son las 21:35 decido hacer el recorrido original.
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A partir de este punto ya todo era bajada! |
Bajo a todo trapo por una pista ancha, me vuelvo a perder y
tengo que remontar 1 Km para encontrar el desvío bueno, un single track de no
más de un palmo que poco a poco se va complicando. La noche acecha y debo
encender la luz, el sendero se convierte en trialera por momentos, luego en un
camino de piedras con agua hasta que el sendero es directamente un rio
larguísimo que con la velocidad hace que me moje por todas partes. Finalmente
llego a un pueblo, Unha, lo atravieso y un sendero rapidísimo me lleva hasta
Gessa, y otro sendero igual de rápido hasta Artíes donde ya cojo la carretera
donde solo quedan 6 Km hasta Vielha.
El final
Empiezo a pensar en todas las penalidades sufridas, en el
cambio que aún va saltando y solo me deja utilizar 5 o 6 piñones de los 10 que
tengo, en el sacrificio y sufrimiento de tirar de piernas sin los piñones
grandes en la fuertes subidas del recorrido, las repaso mentalmente una a una,
veo el cartel de 3 Km para Vielha y me saltan las lágrimas, voy dando pedales a
tope como si fuera en una contrareloj y no dejo de llorar, no recuerdo en
muchos, muchos años esa situación, me siento feliz pero sigo llorando. Llego a
Vielha y sigo las indicaciones hasta que diviso unas luces y me paro 30
segundos a secarme las lágrimas por vergüenza y entro a meta con una paz
interior absoluta.
Atrás quedan meses de preparación, de buscar las horas para
salir en bici, con la mirada siempre puesta a las predicciones meteorológicas,
para preparar este gran objetivo. Visualizo más que pienso en mi mujer que me
está esperando y recuerdo sus ojos de ilusión al verme en Espot, en mis hijas, en
muchos de mis compañeros y amigos de bici con los que he compartido tantas
cosas y pienso especialmente en Lasdoceydiez que se lo ha perdido y a la vez no
sabe lo que se ha perdido. Son muchos flashes seguidos que no sé ni porqué los
veo en ese momento. Cuando coronamos el Turó de l’Home, una caída que tuvo
Xavi, un buen amigo Ciclópata, en la cara de susto de Sergio Mondraker cuando
me caí yo bajando del Pla de la Calma, en el almuerzo que nos pegamos en Canoves después de los repetidos pinchazos de
Pedro Merida, a Quique cabreado yendo para Sitges, a Adolfo sufriendo en las
primera subidas desde Tordera junto conmigo. No entiendo el porqué estas
imágenes y no otras pero me pasan por la cabeza. No sé si había para tanto pero
el esfuerzo mental de querer seguir si o si a pesar de los problemas me supuso
mucha tensión que al final solté.
Los últimos metros cuando entro a meta no son emocionantes, son tranquilos, en
cámara lenta, hasta hago una foto del arco de llegada. Llego a las 22:16, con
un tiempo de 17:16, en la posición 116. Solo llegar viene a buscarme Pep para
felicitarme y mi mujer, mi fan número uno. Me entregan el maillot de finisher y
nos hacemos la foto de rigor cuando veo a Turbolover, el crack del grupo que me
había sacado 45 minutos. Estoy aún todo mojado y decido ir deprisa a ducharme y
a cambiarme.
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Por fin, finisher de la Pedals de Foc Nonstop |
Me doy prisa y vuelvo a al arco de llegada cuando me
encuentro a Sergio Carbono y a Marco felices, menos mal que se lo habían tomado
con calma, yo que iba a cuchillo y casi me pillan. Nos felicitamos y hacemos
las fotos de rigor con el maillot de finisher frente a la sede de Pedals de
Foc. Solo queda Manuel por llegar que en la última parte del recorrido se había
quedado descolgado. Esperamos un rato hasta que llama por teléfono para
decirnos que estaba perdido, le indicamos y finalmente llega y la emoción le
puede echando a llorar, lo ha pasado mal con muchos calambres y ha echado el
resto para poder llegar, además ha seguido el último tramo también por senderos
con la noche encima. Todos nos solidarizamos con su enorme esfuerzo ante la
adversidad, pero qué coño es un finisher de la Pedals de Foc Nonstop y eso
requiere narices como los que le echó Manuel y el resto.
Cenamos juntos a las tantas y muchas ganas de celebración no
quedaron y aunque algunos se fueron a tomar algo, la cama tiraba más que la
juerga.
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Los 5 finisher que nos habíamos juntado para esta aventura |
Sobre las 23:50 me iba ya a la habitación cuando vemos a un
grupo de 5 que llegaban y yo pensé que esos sí que tienen mérito, llegar a
estas horas, haciendo mucha parte del recorrido a oscuras y con el cansancio
que llevarían, esos tiene que tener una fuerza de voluntad de hierro. A la
mañana siguiente vemos que los últimos llegaron a las 00:23 con 20:23h. de
carrera, que pasada!
Hubo bastantes abandonos y en categoría oro solo llegaron
166 de los 200 que iniciamos la marcha a las 5 de la mañana. Nuestros
resultados fueron:
Turbolover. Posición 102. 16:31.29
Racing. Posición 116. 17:16.09
Marco. Posición 131. 17:43.06
Sergio Carbono. Posición 132. 17:43.06
Manuel. Posición 145. 18:15.17
No hay ni que decir que el domingo parecíamos una banda de
jubilados con dolores por todas partes, pero que bien lo pasamos.