Día I
Hay pocas salidas que provoquen más expectativas que la de dos días que realizamos cada año y luego de diversas deliberaciones, nos decantamos esta vez por hacer dos rutas circulares con punto de partida y fin en las poblaciones de L’Esquirol y Cantonigrós respectivamente, con lo cual podemos pernoctar en el mismo inicio de la ruta y nos evitamos el transporte de las bolsas. La zona del Cabrerès tiene una variedad de rutas y diversidad de paisajes que nos permite este tipo de salidas, y debido a la proximidad de ambos pueblos, nos plantamos en L’Esquirol a las 8 del sábado para completar el recorrido más largo de la carrera del Cabrerès, de unos +-60 km. y unos 1.700 mts. que para una salida de día completo es más que factible para el grupo.
Por suerte somos un grupo relativamente numeroso, y es más un puñado de amigos que se dispone a pasar un fin de semana juntos, que un grupo de ciclistas.
Tomamos partida: Xavi, Roger, Adolfo, Edu, Manolo, Carles y Víctor. Albert se nos uniría el domingo a la salida corta, dado que no ha podido entrenar casi esta temporada.
La ruta sube rumbo a Cantonigrós, y el primer tramo discurre por un bosque frondoso en el que prácticamente no hay claridad y con las gafas de sol vamos casi a tientas, hasta tal punto que en un momento Xavi tropieza con una rama y rompe literalmente el cambio. Es tan aparatoso el golpe, que nos vemos obligados a sacar el cambio y recortar la cadena para que pueda regresar dando pedales hasta el punto de partida, para coger el coche y buscar una tienda que lo pueda solucionar, previo pago claro está….
El grupo queda sentido, nos falta la presencia del presi que debe recortar la ruta a los 12 km. de haberla iniciado. Aún no sabemos si es que no se atrevía a completarla y buscó cualquier excusa o si se trataba de un accidente fortuito.
A partir de ahí prácticamente comenzamos a subir dirección a Tavertet, donde comenzaría la parte impresionante de la ruta. Aunque la perspectiva no nos permitía darnos cuenta, estábamos encima de los primeros acantilados y teníamos una vista impresionante de los pantanos de Sau y de Llosa del Cavall.
Luego de parar varias veces admirando el paisaje, comenzamos la bajada rumbo al pantano, ésta es muy variada, tiene tramos de senderos que se disfrutan al máximo, tramos cerrados llenos de zarzas, por lo que se escuchaban no pocos gritos al bajar…
Partes técnicas y algunos puntos por donde seguíamos viendo el pantano de Sau donde el agua del río Ter cubrió por completo la población de Sant Romà de Ter y donde era visible, debido a la altura del agua, el campanario de la Iglesia románica del pueblo.
El calor apretaba ya, y algún valiente se animó a meterse al agua, a riesgo de comprometer la funcionalidad del culotte, mientras los demás mirábamos desde la sombra.
Enseguida nos dirigimos al club náutico del pantano, donde nos reponemos de líquidos y descansamos un poco para remprender el recorrido.
Poco después de salir Roger propone bajar a la presa de Sau, cosa que animados realizamos, pues llevábamos pocos metros de ascenso .Una vez visitada, emprendemos el retorno y llegados arriba cogemos una pequeña carretera que creemos nos llevara directos a Rupit.
Equivocados estábamos….. en un momento el track nos desvía a la izquierda y cogemos una pista pedregosa que sin preludios nos muestra los primeros repechones de aupa. Aquí el calor apretaba, rondando los 35-40 grados vamos subiendo pendientes que parecen paredes y más de uno baja el pie del pedal. Hacemos un pequeño descanso en la base de un acantilado de la “Cinglera de Tavertet” y continuamos, nos quedarían unos cuantos rampotes para llegar a la carretera, y descubrir que apenas habíamos avanzado unos centenares de metros.
Aquí sí que se notan los primeros síntomas de cansancio, y algunos llegan con lo justo a Rupit, donde Xavi nos esperaba con unas cervezas bien frías para hacer la última etapa todos juntos, una vez reparada su Spezialiced.
Aunque bien hidratados y nutridos, la segunda parte desde Rupit tenía cierta dificultad, y recorremos algunas trialeras técnicas de subida que a más de uno se le atragantaron. Por suerte sabíamos que sólo algunos kilómetros nos separaban de la meta del día, así que vamos ganando kilómetros, pasando por la pequeña población de Pruit. Poco después comenzamos el tramo de bajada, que incluso nos resulta familiar por alguna otra incursión de hace unos 3 años. Los últimos metros los hacemos pensando en la más que merecida cerveza que nos esperaba, y aunque Adolfo se quedaba dando una vuelta de reconocimiento por L’Esquirol, el resto llegamos a todo trapo al hotel y nos preparamos para la ruta del segundo día. En total fueron unos 67km. con 1.800 mts. de desnivel acumulado positivo, nada despreciables.
Día II
El segundo día teníamos previsto repetir la ruta que hicimos hace 3 años, sensiblemente más suave que la del día anterior, pero no por eso menos atractiva. Para eso llegamos sobre las 8 a Cantonigrós, donde nos esperaba ya Albert que se nos unía en ese punto. Nos alimentamos bien para la ruta que teníamos por delante, y comenzamos por caminos conocidos del día anterior. Esta vez pasaríamos primero por Rupit, donde hacemos la foto grupal en el puente y continuamos camino subiendo por una carretera hasta Sant Joan de Fabregues, donde la dejamos y nos encaminamos a los acantilados, Albert decide aquí refrescarse en una pequeña caída de agua, de una manera un tanto singular, tirándose al agua con bicicleta incluída…. Cada uno tiene sus costumbres…
Luego de unas fotos obligadas seguimos camino intentando seguir el track por medio de un camino de cabras que bordea el acantilado, y no nos queremos distraer mucho… Las vistas son espectaculares, con el pantano de Susqueda abajo y poco a poco comenzamos el ascenso hacia el Santuari del Far.
El camino es entretenido, no hace demasiado calor, pero sí que tenemos mucha sed, y pensamos ya en un refresco en el Santuari. Pequeñas averías de por medio, en mayor parte de la Spezialiced del grupo nos van entreteniendo el camino, y aunque se oyen más de una queja otra vez por las zarzas y demás complicaciones extra-ciclistas llegamos por fin.
Alguno ya muestra síntomas de fatiga, pero luego de unas bebidas ya estamos repuestos. Las vistas desde el Santuari son también espectaculares, y mientras Roger y Edu hacen algunas tareas de mantenimiento a la bici el resto descansamos. Y salimos rumbo al último atractivo de la ruta, el Santuari de la Salut. Pero nos queda aún intentar acertar al track, dado que hay muchos sitios por los que transcurre a campo través, puertas de ganado, y otros tantos bosques cerrados. Al final damos con la carretera que nos acercará al santuario. Ya hay algunas quejas porque quedan por subir unos buenos repechones, pero el camino se hace rápido y enseguida estamos arriba, el santuario tal vez no sea tan espectacular como el anterior, pero nada despreciable. Una pequeña parada en la fuente y seguimos ruta, ahora sí con prisas porque queríamos llegar a la reserva que teníamos en el restaurante donde habíamos desayunado.
El resto del camino nos empieza a resultar familiar del día anterior, y salvo alguna duda, seguimos raudos rumbo a Cantonigrós. Ya sólo quedan unos pocos kilómetros que se hacen a placer, subiendo un poco y bajando bastante.
A buen ritmo y ya casi sin parar recorremos los 15 kilómetros que nos quedan para llegar para completar los 45 km. con 1.200 metros de desnivel positivo acumulado.
Sin duda ha sido un fin de semana que cualquier ciclista disfrutaría, unos paisajes espectaculares y lo mejor, recorrerlo con los que estamos habituados a salir.
Evidentemente no todos tenemos el mismo nivel, hay los más pro’s y los menos pro’s, pero sobre todo lo que prevalece es el espíritu del grupo, y el alma del biker que no importa cómo acabará la ruta, lo que está claro, que todos llegamos juntos a la meta.
Ya en la comida se hablaba de la próxima, seguro que todos estamos pensando en ella ya.
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