diumenge, 26 d’octubre del 2014

Experimentando con una Fatbike

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Las bicis de rueda super ancha (de más de 3.5 pulgadas de grueso de neumático) aparecieron en Alaska como una solución para poder recorrer la montaña en época de nevadas, luego otra iniciativa, casi paralela, encontró la misma solución para hacer rutas con comodidad por los grandes arenales de los desiertos del estado de Nuevo Mexico, también en Estados Unidos, Pero fue la empresa Surly Bikes quien mediante a su modelo Pugsley puso a disposición de todo el mundo una bici de este tipo.

Si inicialmente este tipo de bicis eran pesadas y poco aptas para rutas lejos de la arena o la nieve, Surly desarrolló unas llantas perforadas que aligeraban el peso total de la bici. Hoy en día es una opción más en EEUU para bicis de aventura, bicis que sin suspensión son aptas tanto para seguir senderos de forma ágil como para salirse de cualquier ruta y seguir rumbo bosque a través siguiendo el instinto del ciclista.

Ahora ya son varias las marcas multinacionales que fabrican este tipo de bicis y parece que quieren convencer de sus bondades a otros mercados, más allá de EEUU. En este caso, Specialized ha sacado este año dos modelos al mercado europeo y hoy gracias a la tienda Corriol, de Vilassar de Mar, hemos podido probar el modelo FatBoy.

Como cada domingo, quedamos en el polideportivo de Premià de Mar donde nos encontramos Norris, Quique, Adolfo, Víctor y Racing para hacer una ruta corriolera. Subimos por el interior de la Mútua, en Cabrils, para luego hacer un tramo de pista y enlazar una buena dosis de senderos que nos llevan hasta la riera de Clarà, repleta de arena como siempre. Hasta aquí, la Fatboy se ha comportado como nadie hubiera pensado, es ágil subiendo (pesa poco más de 11 Kg) y a pesar de sus grandes neumáticos el agarre en subida compensa el lastre. En la arena la bici parece flotar y literalmente vuela cuando una bici normal se hunde.

Nos acercamos a las inmediaciones de Mataró y hacemos una exigente subida que ya conocemos, enlazando luego con el Parc Forestal y acercándonos hasta Can Bruguera  por el medio del bosque. La sorpresa de esta bici es doble, pues en las bajadas por senderos repletos de raíces y reguerones no hay que buscar la trazada, hay que ir por el medio sin contemplaciones pues las ruedas lo absorben todo, y da una enorme sensación de seguridad, sin duda bajo mucho más rápido que con mi 29”. Subiendo por zonas complicadas uno siente que tiene mucha más tracción y puede seguir el sendero o incluso salirse de él, que como un tractor, la bici no pierde agarre.

Llegamos a Can Bruguera y hacemos un tramo de pista para ir a reponer agua de los bidones en la Font de la Moreneta, luego seguimos senderos conocidos, tanto de subida como de bajada donde la bici se encuentra como pez en el agua, literalmente se come cualquier irregularidad del sendero. Más allá, el track nos desvía por senderos más técnicos donde la falta de suspensión delantera se deja notar en cualquier escalón de más de 30 centímetros, es aquí donde vemos el límite de este tipo de bicis, son excelentes por senderos pero nada endureras.

Con el entusiasmo de llevar la bici me despisto del track y con gran regocijo de la grupeta debemos remontar el desnivel que habíamos bajado por una pista con fuertes rampas, pero la bici se comporta como cualquier otra, no veo que sus ruedas me penalicen. Terminamos el descenso por senderos revirados hasta Dosrius donde la hora ya acecha y recortamos un poco el camino previsto de regreso pasando por el precioso sendero del Andaluz para luego hacer por llano el resto de camino de regreso.

La buena noticia ha sido que después de su vuelta a la bici la semana pasada, Quique ha realizado toda la ruta sin rechistar y a pleno rendimiento. Que con una ruta e 51 Km y 1.200 metros de desnivel positivo no está nada mal para alguien que ha estado 6 semanas en el dique seco.

Por último advertir al lector entusiasta y tímido, que si quiere probar una bici de este tipo, se espere un tiempo a que se popularicen, pues llama mucho la atención y todo el mundo se gira a mirarla. Cuando digo todo el mundo, no exagero, pues nos hemos cruzado con mucha gente y no han sido pocas las palabras de exclamación al ver el tamaño de ruedas que se gasta esta FatBoy.

Si alguien le pica la curiosidad, no le puedo decir otra cosa que la pruebe, sin duda ha sido un gran descubrimiento, una bici muy divertida, con la que te puedes meter por cualquier lugar, que para nada penaliza por peso o por arrastre de sus ruedas el avance. y con que da muchas más satisfacciones que pegas le puedas encontrar.

Eso sí, en asfalto no se siente muy a gusto, pero fuera de él puedes meterte por donde te dé la gana. Me queda la duda de si lo de FatBoy va por la bici o por el ciclista ;)



diumenge, 19 d’octubre del 2014

Sant Pol de Mar – Premià de Mar

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Hace ya un par de años que descubrí este trayecto, que parte desde Sant Pol de Mar para hacer el viaje de regreso por montaña. Tenéis un par de crónicas de la primera vez que la hice en 2012 y otra de 2013 donde detalla el recorrido.

Hoy Norris, Adolfo. Batxi y Racing hemos tomado el tren para empezar la ruta en bici, algunos aún no la habían hecho y solo por ello ya ha valido la pena pues es una ruta entretenida, con pocos puntos exigentes y bastantes senderos bonitos, mención especial al sendero infinito que parte de la Pedra de la Ferradura con todos sus variados tramos.


Entre senderos y tramos de pista nos hemos ido acercando a Can Bruguera donde nos esperaba Quique, que después de 1 mes y medio de lesión hoy por fin se ha atrevido a coger la bici, y no le hemos visto nada mal, parece bien recuperado y para nada bajo de forma.
El regreso de Quique

Hemos realizado la última bajada alternando un par de senderos que descubrí no hace mucho investigando por el lugar y que van por la zona del Parc Forestal hasta llegar a la riera de Argentona y hacer el camino de regreso por el Camí del Mig.

Han salido 41 Km con 1.050 metros de desnivel positivo en poco más de 3 horas de pedaleo disfrutando de un magnífico día de otoño que más bien parecía de verano.


diumenge, 12 d’octubre del 2014

De secano después de tanta lluvia

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Dos domingos seguidos con lluvia y para este anunciaban también diluvios era el colmo del dominguero Ciclópata. Hoy las cosas tampoco mejoraron, después de una noche lluviosa, todo el mundo se echó atrás, menos uno que a las 4 de la madrugada (sic) y a saber en qué estado, ya anunciaba que no acudiría a la cita lloviese o no.

La cosa pintaba mal en este otoño recién inaugurado donde solo llueve los domingos, aunque la consigna fue esperar un par de horas a ver como evolucionaba el tiempo, solo Norris y Racing se aventuraron a salir. Algo tarde, pero salimos.
¿Lluvia? Pero si hizo un día espectacular!

Aprovechamos bien el día que se despejó del todo hasta convertirse en casi día de verano para empezar a subir por el interior de la Mútua y bajar por la cadena para enlazar nuestros típicos senderos por la Bruja y la Guapa hasta Orrius, continuar tras la carretera por el sendero de piedras y seguir la pista para bajar a la pista de detrás por trialera. Aprovechamos el tramo de pista tranquila hasta el Bell Racó para criticar al resto de Ciclópatas, hoy había tema para echar horas.

Desde el Bell Racó iniciamos la subida por los senderos que van por debajo de Parpers, aunque decidimos investigar un tramo semi desconocido, la cosa no salió bien del todo pero encontramos alternativas, alguna imposibles de ciclar, pero que nos llevaron a un lugar conocido.
Si metemos por aquí a la tropa Ciclópata nos crucifican. Ellos! que andaban entre sábanas.

Luego serpenteamos por senderos de esta parte del gran bosque entre Sant Carles y Dosrius, para ir acumulando algo más de desnivel y preciosos senderos con sus tramos divertidos y sus repechos exigentes para poco a poco ir a buscar la bajada del Himalaya, un sendero limpio, precioso de subida pero sublime de bajada, 50 centímetros de ancho, revirado en bajada de los que hacen afición a esto de la bici de montaña.

Con los deberes hechos regresamos por el camino preferido de Quique, la riera de Argentona, aunque a mitad la abandonamos para hacer la variante del Petrocat, que la hora aprieta y tenemos que cumplir con la cerveza y las bravas obligatorias.

No ha sido una ruta muy exigente pero no han estado mal los 40 Km con 850 metros de desnivel positivo en algo menos de 3 horas de pedaleo, mientras el resto de la tropa Ciclópata seguía pegado a las sábanas imaginando que seguía lloviendo.

Yo he disfrutado de la ruta, pero he de afirmar que hoy no tenía las piernas en su mejor momento, y aunque me cueste decirlo, debo confesar que en algún punto, Norris ha tenido que ir esperándome, para su regocijo, pues esa mirada y sonrisilla después de cada subida lo delataban.


Sonrisilla típica de Norris (foto de archivo) para que te des cuenta que no estás dando la talla