Hoy no tocaba ninguna floritura, el calor reinante llamaba
más al agua que al monte, pero nos aventuramos a la montaña como masoquistas
que somos. Adolfo, Víctor, Manolo, Norris y Racing nos encontramos como cada
domingo a las 8h en Premià de Mar con la idea de variar un poco el inicio de la
ruta.
Para ello hacemos un tramo de asfalto dirección Cabrera de
Mar, por el Camí del Mig de Vilassar de Mar y desde allí empezar a ganar
desnivel dirección al cementerio de Cabrera. Allí parte un sendero que siempre
lo habíamos realizado de bajada y en esta ocasión lo hacemos de subida por el
sendero de la Rosa, aunque luego lomamos un desvío hasta casi tocar la ermita
de Santa Helena y tocar pista. Remontamos las buenas subidas que ya conocemos
hasta desviarnos por un sendero a la derecha que hacemos muy pocas veces.
Dudamos si seguir el track o ir improvisando y decidimos ir
a la aventura, primero por una trialera imposible de bajada hasta dar con la
zona de Mordor donde enlazamos unos estrechos senderos que finalmente nos
llevan a la cima de una urbanización desconocida, descendemos hasta Argentona
para volver a ganar desnivel por el asfalto de otra urbanización hasta ya
meternos en un sendero que nos deja al inicio de la riera de Clarà, justo
detrás de su cementerio.
Remontamos la desagradecida riera, que para quien no la
conozca es como pedalear por una playa y paramos unos minutos en la fuente de
la urbanización donde ya hace bastantes minutos, y son las 10 de la mañana, que
el calor no nos deja pedalear a gusto. Reiniciamos la marcha por la subida de
los burros hasta Òrrius y tenemos que parar debido a un pinchazo de Adolfo.
Seguimos subiendo por la subida de las piedras, tras atravesar la carretera y
seguimos recto para bajar por una trialera hacia la zona de la riera de Riudemeia.
El tramo de pista en bajada y sombra parece que nos da un
respiro pero pronto giramos a la izquierda para subir por otro sendero y ganar
más desnivel, hacemos una variación que descubrimos hace un par de semanas y
sin prisa pero sin pausa nos plantamos en la cima de Parpers para inciar el
camino de retorno. La tropa no anda cansada pero el calor le quita a uno la
chispa y la alegría de más aventuras.
Tomamos un sendero paralelo a la pista de la cantera y luego
volvemos a subir por la típica trialera que enlaza con otros senderos y nos
lleva hasta Sant Bartomeu de Cabanyes donde ya a ritmo tranquilo hacemos el
resto del retorno bajando por la Granota y luego por la trialera del Cactus en
Vilassar de Dalt y buscar la terraza del bar de la plaza del ayuntamiento donde
hidratarnos como Dios manda.
Adolfo ha seguido pinchando y ha tenido que reparar la rueda dos veces más, mientras que el resto, a la sombra, se lo miraba.
Sin ser para nada una salida exigente hemos terminado
haciendo 45 Km con casi 1.200 metros de desnivel positivo en menos de 4 horas
de pedaleo
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