Este año cambiaron la fecha de octubre a abril y no ha
salido como nadie esperaba. Estaba programado un circuito de 89 Km con 2.550 de
desnivel positivo pero la climatología ha jugado una mala pasada. El frio
reinante, las nubes bajas y la nieve acumulada en la primera gran ascensión
(Santa Orosia) que llegaba hasta los 1.800 metros de altitud hicieron que la
organización recortara el recorrido hasta dejarlo en solo 63 Km y 1.600 metros
de desnivel positivo.
La cita tenía el aliciente que además de la marcha “no
competitiva” también habían corredores
de hasta 11 nacionalidades pues era puntuable para la Copa del Mundo de
BTT Maratón y los 25 primeros se clasificaban directamente para el Campeonato
del Mundo por lo que había más ambiente PRO que en otras carreras parecidas.
Llegué con tiempo suficiente para prepararme con una
temperatura de solo 3 grados temiendo que a medida que subiéramos bajara por
debajo de cero. Se dio la salida a las 10h. y enseguida vi que había quien corría
mucho, aunque un repechón de buenas a primeras ya puso a más de uno en su
sitio. Los primeros kilómetros fueron de toma de contacto por pista bastante
llana y siempre con mucha gente alrededor y muchas piedras. En el Km. 20 había
una zona de senderos bastante húmeros, estrechos y técnicos donde se formó un
follón impresionante. Mucha gente, muchos sin nivel técnico pasando a pie.
Estuve parado un buen rato y los tres kilómetros siguientes fueron un suplicio
de esperas.
El recorrido pasaba por pueblos de postal (Oliván, Orós
Bajo, Orós Alto). Pronto tuvimos que pasar por un río donde inevitablemente
metí los pies en el agua, hasta los tobillos. Creo que en mi vida había tenido
tal sensación térmica de golpe en los pies, en décimas de segundo deje de
notarlos, ahora ya sé lo que significa agua de deshielo, agua congelada!. Con
poco desnivel de por medio fuimos hasta Biescas y a partir de allí poco a poco la
cosa se empezó a poner más seria.
El plato fuerte del día vino con la subida a Punta Güe, una
larga subida con pendientes de buen hacer (8-10%) muy constantes, un continuo
zigzagueo que nos llevó hasta la cima. La subida tenía bastante barro y lo
sufrí pues aunque llevaba el neumático trasero nuevo hacia muchas pedaladas en
falso debido a que este no agarraba, ello hacia que el ritmo debiera ser algo
menor del que podía haber llevado.
En la subida me encontré con un chico vasco algo agobiado
pues no sabía cómo reparar su cadena rota. Paré, monté un Pit &Stop y
aunque se resistió en 10 minutos lo tuvimos listo. Luego otro perdió el
equilibrio subiendo y lo tuve que sacar de entre unas zarzas por los pies.
Las sensaciones eran extrañas, me sentía bien de piernas
pero el cuerpo no ayudaba con un dolor punzante en la espalda, pero no me
impidió ir siguiendo bajando un poco el ritmo. Después de coronar Güe, sobre la
cota 1.600, vino un corto descenso por pista y una subida imposible donde comprobé
que debería sudar la subida a pata pues en vez de pies yo tenía dos trozos de
madera, no tenía nada de sensibilidad. Las vistas eran majestuosas, rodeados de
cumbres nevadas con el valle a los pies mientras curiosamente empezaban a caer
copos de nieve pero la temperatura era más suave de suave de lo esperado.
El descenso final fue de traca, un sendero-trialera con
pendientes de aúpa, estrecho y repleto de piedras de todos los tamaños, con
curvas de 90 grados y escalones como para pensárselo. Tuve suerte de que la
subida había estirado mucho al pelotón y realicé el descenso en solitario
disfrutando como un enano, eso sí, me dejó las manos, los brazos y la espalda
machacados! Ahí no necesitan gimnasios, un descenso como ese y ya tienes para
todo el mes y sin pagar cuota. Fueron 30 minutos muy exigentes, de auténtico
BTT extremo. Al final con los frenos recalentados tenía que hacer mucha fuerza
con 4 dedos en cada maneta para que hicieran el trabajo que normalmente hago
sin problemas con 1 dedo.
Una vez en el valle el recorrido discurrió por pista, aunque
no como las que conocemos por nuestros barrios, aquí había siempre piedras por
todas partes, con algunos buenos repechones que poco a poco nos llevaron hasta
Larrés aunque para rematar el día antes tuvimos que atravesar el caudaloso río
Aurín donde todo el mundo tenía que mojarse y alguno meter la pata hasta la
rodilla. Poco después la rueda trasera empezó a hacer el tonto y me di cuenta
que el cierre no apretaba bien por lo que me toco ir parando los últimos
kilómetros por seguridad a apretar el cierre.
Llegué a meta con un tiempo de 5:03h. en la posición 108 de
los 364 participantes de la marcha y con la sensación que la ruta original
podría haber sido divertida pero durísima. Eran poco más de las 3 de la tarde
me fui rápidamente a cambiarme, más que nada para secar e intentar recuperar
mis pies y buscar algún sitio donde comer pues llegué con mucha hambre. En
Larrés encontré mi consuelo con una buena cerveza, unos entrantes deliciosos y
un estofado de Ciervo para quitar el hipo, café, un orujito para tirar la
comida abajo y a eso de las 17h. carretera y manta de regreso.
Por cierto, antes de empezar me encontré a Uri, de los de Premià de Dalt, lo he buscado en la clasificación y he visto que terminó el 53 de la Copa del Mundo con 3:26 y 8º de su categoría (Sub-23).
Et felicitu fill!!!!! ni en somnis aspiro a fer una cosa d'aquestes......ets el crack ciclopata
ResponEliminaFelicidades Roger!! pero se nota que por ahí arriba no estáis acostumbrados al frío y a llevar los pies, las manos y la cara como si fueran de madera, jajaja
ResponEliminaDavid, no te esperaba por aquí!
ResponEliminaLo que sorprendió fue que en esta época, que ya vamos de corto, el tiempo cambiara hasta tal extremo. Aqui no hace el mismo frio pero con botas normales en febrero yo voy siempre con frio en los pies y los dedos insensibles, pero el domingo la sensación fue mucho mayor.
Espero que estés entrenando fuerte y te apuntes conmigo en la Pedals de Foc Nonstop que en Vielha no les importa que vayan madrileños! ;-)